En muchos casos no es la infidelidad en si, el hecho de haber estado con otra persona, lo que es imperdonable.

En general lo que es mucho más difícil de encajar es la ocultación y la mentiras impartidas por el miembro infiel que intenta confundir y desconcertar al otro una vez ya se han levantado las sospechas y se piden explicaciones. 

Es una situación bastante habitual hoy en día para los que trabajamos con parejas en terapia. Y es que, como dice la terapeuta Esther Perel, » Nunca ha sido tan fácil ser infiel y tan difícil ocultarlo«

El descubrimiento de una infidelidad en una pareja siempre es una bomba que produce una crisis intensa en la relación.

Si hay la voluntad de luchar por la pareja podemos conseguir sincerarnos mútuamente y en algunos casos podemos llegar a entender que una persona, movida por la necesidad, haya tenido un momento de debilidad encontrándo en un tercero/a lo que no tenía con nosotros/as. El perdón nunca es fácil pero a veces es posible. 

Pero lo que es mucho más difícil de digerir y perdonar es darnos cuenta que nuestra pareja intencionadamente nos ha ocultado y mentido y hasta que nos haya negado la evidencia cuando le estábamos pidiendo que fuera sincero/a.

La confianza en mi pareja se resiente mucho más si, además de haberme sido infiel, cuando he tenido sospechas y le he preguntado me lo ha ocultado y mentido.  En este caso la pérdida de la confianza es una de los escollos más grandes que la pareja debe superar si quiere continuar adelante con la relación. 

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