Las relaciones con la familia política:

Suegra, suegro, nuera, cuñado…

Finalizadas las vacaciones de verano podemos escuchar frases como:

«Después de este verano he acabado hasta el gorro de mi suegra!!. Ya estoy temiendo cuando lleguen las fiestas de Navidad…»

Las relaciones con la familia política, padres, hermanos, etc…de nuestra pareja pueden ser de muy diferentes tipos: Lo/as hay que se sienten en la familia de su cónyuge muy bien acogido/as, como si de una segunda familia se tratara. (la famosa frase de las bodas: «no pierdo a un hijo sinó que gano una hija…»).

Hay otras parejas donde la relación con la familia política puede ser más o menos cordial, más o menos tensa según la época y la situación, si hay alguna fricción, todos intentan actuar con diplomacia y la sangre no suele llegar al río…

Finalmente hay situaciones con suegros y/o cuñadas que puede ser nefastas y llegar a convertirse en una verdadera pesadilla para todos, especialmente para la pareja.

Y es que en el mundo de la pareja, las relaciones con las  familias políticas son un delicado terreno a cuidar

Los conflictos en este ámbito pueden acabar generando mucho malestar y frustración, llegando a hacer fracasar la más idílica de las historia de amor.

Este tipo de fricciones/tensiones pueden aparecer al principio en la relación de pareja, o como es más habitual , al nacer el primer hijo. Donde se pueden llegar a vivir situaciones especialmente tensas ya en el hospital con toda la familia centrada en la pequeña criatura que acaba de nacer.

Otro momento del ciclo vital donde el conflicto puede incrementarse se da cuando los suegros empiezan a envejecer y se vuelven cada vez más dependiente de la pareja.

 

Las suegras y las nueras:

No es de extrañar que muchas de las consultas en terapia de pareja estén relacionadas con problemas en las relaciones con las familias políticas, especialmente en los conflictos que se suelen dar con bastante frecuencia entre suegra y nuera.

Hasta incluso refranes que nos advierten de la situación:

«Suegra y nuera no hay peor parentela»,

«De suegra a nuera van veinte años y veinte leguas».

Suele suceder que las diferencias entre las opiniones, personalidades y puntos de vista entre las dos mujeres se hace más evidente a medida que pasan más tiempo juntas y la cuerda se va tensando cada vez más. Si el marido, en vez de mantenerse firme en su posición y poner límites, lo que hace es evitar el conflicto o intentar mediar tímidamente , la tensión no hace más que incrementarse,  y el desastre está más que asegurado.

En la base de esta tensión está la batalla entre las dos mujeres por la lealtad del esposo e hijo. La esposa está alerta para ver si el marido la apoya a ella o a su madre ¿De que lado estás? le pregunta

El marido se encuentra “entre la espada y la pared” bloqueado e incapaz de tomar las riendas de la situación y salirse de esa posición tan confusa y absurda.

La única forma de salir de este embrollo es que el hombre se posicione firmemente del lado de su mujer, y no entre su pareja y su madre,  ya una de las tareas básicas de una pareja es establecer un sentido de unidad y solidaridad entre si.
El hombre debe hacer saber a su madre que su esposa está antes que ella, que él es primero esposo y luego hijo. Puede que de entrada no le resulte fácil,  la madre puede sentirse herida en sus sentimientos, pero tarde o temprano se tendrá que adaptar a la idea de que la familia de su hijo es lo más importante para él.

La pareja necesita establecer sus propios rituales familiares, valores y estilo de vida, e insistir en que los padres  de cada uno lo respeten.

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Pablo Quiroga

(Terapeuta de pareja e individual.)

Col num 14679